22 abr 2016

Prana y clima. André Van Lyzebeth. Parte 3.

Prana y clima

El aire, desde el punto de vista químico, es una simple mezcla gaseosa compuesta en volumen por 21% de oxígeno, 78% de nitrógeno y 1% de argón y otros gases raros. Mientras que, en la superficie del globo, su composición es físicamente de una constancia notable, eléctricamente, por el contrario, es de una variabilidad sorprendente. De un instante a otro sus propiedades cambian considerablemente, incluso se invierten a veces.

En este capítulo estudiaremos sus variaciones geográficas. Son de capital importancia, porque pueden influir en algunas de nuestras decisiones, desde la elección del lugar en que pasaremos las próximas vacaciones hasta la de aquel donde construiremos nuestra casa.

La atmósfera, un océano impregnado de prana, no está uniformemente embebida. Este océano tiene zonas en calma y regiones turbulentas, corrientes y lagos, tempestades visibles, como las tormentas magnéticas que le interesan al hombre en la medida en que perturban sus transmisiones de radio más bien que en sus repercusiones en su estado de salud. En cuanto estudiamos estos sutiles fenómenos, pránicos, las consideraciones sobre presión barométrica, precipitaciones (lluvia, nieve), fuerza y dirección del viento, grado higométrico del aire, todo esto pasa al segundo plano desde el punto de vista de la vitalidad.

Hay diferencias importantes entres las diversas regiones geográficas y el hombre no ha esperado el siglo XX para darse cuenta de la importancia del clima de algunos lugares (borde del mar, alta montaña) sobre el ser humano, más precisamente sobre su vitalidad y salud. Durante mucho tiempo, el hombre ha buscado la explicación de esto en las propiedades puramente químicas de la atmósfera. El efecto revitalizante de una estancia en la costa atlántica, por ejemplo, se atribuía al yodo, al bromo de las emanaciones arenosas. Es indudable que estos elementos tienen su influjo, y debemos añadir también la presencia de oligoelementos cuya importancia, desde el punto de vista higiénico y terapéutico, recién comienza a dibujarse y abre muy amplias perspectivas.

De hecho, a medida que avanza nuestra investigación científica moderna, las propiedades físicas del aire adquieren una importancia creciente. Las modificaciones fisiológicas debidas al clima se manifiestan a menudo desde las primeras horas, incluso desde los primeros minutos de la permanencia en algún lugar. Le basta al que vive en la ciudad ir a la costa para, según los casos, estar muerto de sueño o, al contrario, tan sobreexcitado que no puede dormir. Las propiedades físicas del aire no son extrañas a este fenómeno.

Campo eléctrico de la atmósfera

El campo eléctrico de la atmósfera- que no hay que confundir con la ionización-, no era conocido hasta hace muy poco, sino por los meteorólogos; los biólogos no tenían mayor interés por él. No hay que confundir el “campo eléctrico” con los “iones negativos” estudiados poco antes. Lo que estudiaremos a continuación es la diferencia de potencial por metro de altitud: se llama “gradiente potencial”.

La Tierra es una esfera electrizada cuya tensión varía en proporciones enormes con la altitud, que puede llegar, por 1 metro de desnivel, hasta 100 y más voltios. En algunos casos el gradiente potencial sube a varios miles de voltios...Como el ser humano tiene una estatura un poco menor de 2 metros, su cabeza puede estar sometida a una tensión mucho más elevada que la región inferior de su cuerpo. Según estas diferencias de potencial, los climas se pueden clasificar en cuatro tipos principales, de los que sólo tres se mencionan y se estudian en biofísica:

1º. ZONAS DE GRAN CLIMA
Son regiones cuyo campo eléctrico atmosférico es muy elevado, elevándose el voltaje al menos a 100 voltios por metro. Estas zonas corresponden a los que llamamos las “estaciones de aire muy puro”; son fisiológicamente excitantes.

2º. ZONAS DE CLIMA MEDIANO
En estas regiones la diferencia de potencial varía entre 30 y 100 voltios por metro.
Estas “estaciones de aire puro” son vivificantes, pero menos excitantes y menos tonificantes que las zonas de gran clima.

3º. ZONAS DE CLIMA PEQUEÑO
La diferencia de potencial desciende aquí a menos de 30 voltios. Estas regiones tienen una actividad vital mucho menor que las anteriores; ejercen una influencia sedante en las personas muy nerviosas.

4º. ZONAS DE CLIMA CERO
Por desgracia, debemos agregar un cuarto clima, creado por el hombre: el de los locales de habitación donde viven uno 300 días al año, cuyo potencial es casi cero.

Normalmente, el “ciudadano” que vive en la atmósfera contaminada de las oficinas y departamentos debería ir a fortalecerse, a revitalizarse en las zonas de gran clima para recargar sus baterías nerviosas- ¡con tal que lo pudiera soportar!-. Para escoger el lugar de vacaciones hay que saber reconocer los diversos climas. ¿Quiere esto decir que habrá que pasearse con un voltímetro en el bolsillo (mientras no haya que hacerlo con el contado Geiger) para medir la diferencia de potencial del lugar a donde se espera ir? Por cierto que no. Algunos criterios nos permitirán reconocer fácilmente estas diversas zonas, primero por el aspecto del paisaje, después por el tipo de vegetación, ya que ésta depende tanto del tipo de clima como de la composición del suelo. A fin de cuentas, el humus ha sido “fabricado” tanto por las plantas mismas como por el suelo mineral.

1º ZONAS DE GRAN CLIMA
Son por lo general vastas mesetas, llanuras de vastos horizontes en las que nada detiene al viento que las barre; las costas del mar del Norte o las del Atlántico constituyen un ejemplo perfecto. La vegetación no es frondosa; no hay grandes árboles de hoja caduca. Las coníferas pueden sentirse muy a gusto, especialmente los pinos. Igual sucede a mayor altura.

2º ZONAS DE CLIMA MEDIANO
Son lugares más abrigados, cerca de roqueríos o en los valles, cercanos a bosques y espesuras, en llanuras, bahías profundas protegidas del viento del mar.

La vegetación es aquí claramente más abundante que en las zonas de gran clima, sin ser, no obstante, frondosa. Hay muchos árboles de hoja caduca, pero no espesos; también hay pastos y álamos.

3º ZONAS DE CLIMA PEQUEÑO
Son, entre otros, valles muy profundos y arbustos, riberas de ríos encajonados. La vegetación es aquí muy frondosa, rica en “parietarios” (hierbas que crecen de los muros) y en esparraguinas. Abundan los helechos y pequeños acebos.

En dos palabras, coníferas sin helechos= gran clima; coníferas con helechos= clima pequeño.

En cuanto al 4º. Clima, no necesita descripción...

VARIACIONES LOCALES

¡Que nadie se engañe! Estas regiones no siempre son espacios muy vastos. En una región de gran clima, es posible encontrar zonas restringidas en las que el potencial desciende a menos de 100, incluso bajo 30 voltios. En tal playa del Norte, el potencial será superior a 100 voltios; cincuenta metros más lejos, en la concavidad de las dunas, habrá un clima mediano; en el patio del hotel, detrás de las dunas, el potencial será el de clima pequeño. En las habitaciones del hotel, con las ventanas cerradas, será igual a cero. Cuatro climas en un radio de pocos cientos de metros.

Las ciudades son insalubres, no sólo a causa de la ausencia casi total de pequeños iones negativos activos (aun en las zonas de gran clima, los edificios de varios pisos transforman las calles en cañones de clima pequeño), sino también a causa de la acumulación de los gases provenientes de los coches y de las bacterias transportadas por las partículas de polvo del tráfico. Con esto podrá usted seleccionar en cada sitio los lugares más aptos, sin caer en el error de suponer que basta con residir en un balneario para beneficiarse automáticamente y en cualquier lugar con las ventajas del gran clima.

SUCESIONES DEMASIADO RÁPIDAS

Señalemos también otra regla: hay que evitarle a un organismo débil una sucesión demasiado rápida de cambios importantes de clima. En el transcurso de un simple paseo en bicicleta, a lo largo de un valle muy ancho, atravesamos una zona de clima mediano; el valle se encajona, caminamos por senderos bajo árboles, y ya estamos en zona de clima pequeño. Trepamos por la ladera para admirar el paisaje: estamos en una zona de gran clima. Es lo propio de los medios de transporte que empleamos todos lo que nos permite cambiar muy rápidamente de clima. Ahora bien, sólo organismos perfectamente sanos pueden permitirse pasar sin transición de un tipo de clima a otro. La Naturaleza ha dotado al hombre de dos piernas que le permiten desplazarse, pero sólo a velocidad reducida. El automóvil, que de hecho es una caja de Faraday rodante, aísla afortunadamente al hombre del campo eléctrico ambiente y le evita sufrir las consecuencias de los cambios tan bruscos de clima que experimentaría si tuviera que atravesar, en un solo día, a pleno aire, toda Francia, de Norte a Sur.

Observando sus propias reacciones a los diversos tipos de clima, podrá cada uno hacer interesantes constataciones y saber cuáles son los más convenientes para sí. Es de tal modo importante desde todos los puntos de vista, que si estudiamos los casos de longevidad excepcional y su distribución geográfica, constatamos que esos casos se encuentran siempre entre los montañeses. Los Balcanes son el país de los centenarios, y el ciudadano de más edad de la URSS, que todavía monta a caballo, no ha abandonado jamás su montaña natal. Independientemente de otros factores, los hunza se encierran en un minúsculo territorio en el Himalaya. También se constata que se establece un equilibrio entre el suelo, el clima, la vegetación y los otros seres vivos de un lugar determinado, incluyendo al hombre. No es deseable perturbar con frecuencia este equilibrio. Los viejos y sólidos campesinos de nuestros campos han vivido a menudo cincuenta años y más en el mismo lugar, en el suelo de su granja, sin abandonar nunca su villorrio.

Por el contrario, es cierto que un cambio de clima radical, pero por cierto tiempo, puede ser favorable. Es bueno ir periódicamente a una zona de clima alto, con la condición de permanecer el tiempo necesario para que el organismo se adapte y pueda así efectuarse y consolidarse el reajuste pránico. El cambio de clima es una “agresión” que puede ser tónica.

SÍNTESIS

Así, pues, el hombre está sometido permanentemente al impacto de las energías del cosmos que derrama sobre él torrentes de prana. El Sol es su fuente más próxima, y los rayos cósmicos ejercen sobre los seres vivos un influjo todavía más determinado, pero ciertamente muy importante. Por otro lado, la Tierra, que absorbe y almacena estas energías, constituye un segundo polo. El organismo humano, sistema eléctrico vibrante, es la sede de intercambios incesantes con las energías cósmicas y telúricas que lo rodean. Debe evitar el aislarse totalmente detrás de las pantallas que constituyen los muros, las ventanas, los vestillos y el calzado. Los pulmones y la piel son nuestras superficies de intercambio con el mundo exterior. Intercambiemos prana a través de nuestra piel y nuestros pulmones- verdaderamente esponjas de electricidad-, y llevemos ese prana hasta nuestras células.

Debemos tomar en consideración lo anterior en nuestra conducta diaria; sería un grave error despreciarlo. El prana-yama nos proporciona las técnicas psico-fisiológicas necesarias para el control y la utilización consciente de esas energías, en vista de nuestro pleno desarrollo físico y psíquico.

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